lunes, 15 de julio de 2013

Periodismo para pocos: el gran Diego Lucero

Hace ya 18 años el mundo del periodismo perdió a una leyenda. Un ejemplo a seguir para muchos periodistas deportivos. Alguien que dio todo por su trabajo, y por semejante dedicación, su trabajo le devolvió el favor de conocer al mundo. Con ustedes Luis Alfredo Sciutto, mejor conocido como Diego Lucero. Logró forjar un “periodismo para pocos” con fuertes amistades y conexiones importantes, todo gracias a la fuerza de voluntad y convicción. Falleció el 3 de junio de 1995 en City Bell, pero creo que vale la pena contar el recorrido a lo largo de sus 92 años de vida.

Diego Lucero (así se había autonombrado con un pseudónimo) nació el 14 de junio de 1901 en Bella Vista, Uruguay. Desde muy chiquito estuvo ligado al fútbol, pero no fue a la escuela por su clase social baja y eso lo llevó a empezar a trabajar a los 10 años. Así debió conseguir su primer ingreso económico, y por aquél entonces pegaba etiquetas en botellas de agua.


Pero también supo ser un gran proyecto de futbolista. Proyecto y no realidad porque una lamentable lesión de meniscos lo obligó a dejar el deporte. Casualidad o no, eso le abrió las puertas para introducirse en el periodismo. En su corto lapso en el fútbol jugó en Suárez Fútbol Club, Bella Vista, Lito Fútbol Club, Nacional y también actuó para la selección uruguaya.

Su primera crónica la escribió en 1924 para el diario Tribuna Popular. Seis años más tarde fundó la Radio Sport en Montevideo. En su país natal fue corresponsal de Radio Carve y Diario El Pueblo. Durante la guerra civil española trasmitió la entrada del general Francisco Franco a Madrid. En varias ocasiones estuvo cerca de ser fusilado, pero sus intensas gestiones diplomáticas con funcionarios de países europeos le salvaron la vida. Más adelante, en 1942 se radicaría en Buenos Aires. En su llegada al país Lucero trabajó para el Diario Crítica y 3 años más tarde se incorporaría al Diario Clarín como cronista deportivo y de política internacional.

A partir de ahí, el “botija” no paró de realizar entrevistas de enorme calaña a nivel mundial. Por sus notas pasaron enormes personalidades como Juan Domingo Perón, Joseph Goebbels, Federico García Lorca, Pablo Picasso, Indira Gandhi, Albert Camus, Benito Mussolini, Pelé y el ya mencionado Francisco Franco. Como si fuera poco cubrió eventos resonantes como Roland Garros o Wimbledon, y su primera experiencia en Europa fue cuando acompañó a un remero uruguayo al Mundial de 1934.

Pero sin duda su carta de presentación e inigualable récord fue el de haber acudido a 14 mundiales de fútbol (todos consecutivos entre 1930 y 1994). Estuvo presente en el primero de todos (su querida Uruguay). Luego vino el Mundial de Italia. Su presencia en las copas del mundo de Francia y Brasil se dio por casualidades de la vida y picardía charrúa. De ahí en adelante, hasta Estados Unidos en 1994, su presencia en los mundiales se dio casi por necesidad e invitaciones tanto de trabajo como simples pedidos de amistad.

Por sus extraordinarios servicios a favor de la difusión del fútbol, la FIFA lo premió con la medalla de oro al mérito en 1984, 1986 y 1993. En 1990 fue jurado de los premios Konex al deporte. Cuatro años más tarde en Mar del Plata le entregaron el Premio Lobo de Mar (homenaje al deporte y la cultura) y el mismo año recibió una mención especial de la CONMEBOL en Paraguay.


Diego Lucero tenía un estilo muy propio y una verdadera manera distinguida de escribir. Eso llamaba siempre la atención a la hora de leer algo suyo. Quienes lo conocieron mejor lo recordaban por el uso que le daba a su “lenguaje del tablón”, algo adquirido con años de experiencia dentro y afuera de una cancha. Ese peculiar lenguaje lo llevó a convertirse en Miembro de Honor de la Academia del Lunfardo y también a ser incorporado a la Academia Porteña del Lunfardo. Entre sus libros publicados se destacan “Déjala Juan, anécdotas deportivas”, escrito en 1932, y “Siento ruido en la pelota”, escrito en 1975.

Hoy en día existe un museo en la ciudad de La Plata, donde Luis Alfredo Sciutto solía vivir. Allí el escritor ha dejado todos sus recuerdos durante sus últimos años de vida para poder llevar a cabo cierto homenaje. Además la Escuela de Periodistas Deportivos de La Plata lleva en su honor el nombre “Diego Lucero”.

En la actualidad no abundan los periodistas que se destaquen por haber impuesto su forma y estilo de escribir. A eso que muchos llaman “periodismo para pocos”. Esa manera independiente de llevar a cabo un papel digno y convertir los sueños en realidad. Nuestro colega uruguayo logró convertirse en una leyenda por viajar alrededor del mundo y por su impronta a la hora de trabajar. El sacrificio y el amor por los medios lo llevaron a ser un periodista con todas las letras. Su tremenda carrera seguro dejará enseñanza y será un fuerte ejemplo de cómo debe desempeñarse un profesional en su puesto. Es mi deseo que un medio tan complicado como éste logre absorber los valores y conceptos que han dejado los grandes de la comunicación. Desde este humilde espacio, un simple reconocimiento y homenaje para el gran Diego Lucero.

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