Ronaldo de Assis Moreira nació en Porto Alegre el 21 de marzo de 1980. Supo ser una estrella a nivel mundial pero también tuvo que superar situaciones adversas relacionadas con las lesiones y sobre todo con las salidas nocturnas, algo muy recurrente en su vida, que provocaron un desliz en su alto rendimiento. Hoy tiene 33 años y está en boca de todos los que rodean el ambiente futbolístico. Ídolo carismático y exquisito técnicamente, con un control de la pelota pocas veces visto y una habilidad nata para ser creativo en el verde césped. También fue innovador de algunas jugadas como el látigo, la asistencia sin mirar o el pase con la espalda. Y a su vistoso estilo de juego, que enloquece a la multitud en la tribuna, le agregó constantemente lujos que fueron efectivos y no solo elegantes, como por ejemplo la vaselina o la bicicleta. Ni que hablar de su pegada, con la cual se adueñó de todas las pelotas paradas siempre, diseñando un raro efecto en la parábola de la pelota.
Ayer por la noche, tras vencer a Olimpia (de Paraguay) por definiciones desde el punto penal, Ronaldinho ingresó en el póker de futbolistas brasileros que han obtenido un Mundial con su selección, una UEFA Champions League y una Copa Libertadores. Anteriormente además del mencionado Cafú, lo habían logrado el arquero Dida y el defensor central Roque Junior. Los 4 comparten el Campeonato del Mundo de 2002, desarrollado en Corea y Japón, cuando vencieron en la final a Alemania bajo las órdenes del entrenador Luiz Felipe Scolari.

Dentro de los máximos destacados por triunfar en los certámenes más importantes a nivel continental tenemos el agrado de mencionar a tres argentinos, que si bien no lograron semejante éxito a nivel nacional, lo hicieron en sus clubes europeos y latinoamericanos. El primero fue el lateral zurdo Juan Pablo Sorín, que ganó UEFA Champions League con el Juventus de Turín entre 1995 y 1996, con muy poco rodaje en la cancha pero integrando el plantel campeón. Después participó de la recordada Copa Libertadores con River en 1996. El segundo es el caso del defensor Walter Samuel. Triunfó en la Libertadores del 2000 con un Boca magnífico que dirigía Carlos Bianchi y luego en 2010 ganó absolutamente todo junto al director técnico José Mourinho, con el Inter de Italia. Finalmente, el más reciente fue Carlos Tevez. El "Apache" fue más efectivo aún e hizo el doblete de Libertadores - Intercontintal con Boca en 2003, y Champions - Mundial de Clubes con el Manchester United inglés en 2008.

"Dinho" debe ser uno de los pocos privilegiados futbolistas que ganó títulos en absolutamente todos los clubes que integró y por supuesto a nivel nacional con la selección brasilera. El balance es más positivo todavía cuando se repasa la categoría de todas esos premios, en los cuales "Ronnie" siempre fue protagonista del plantel y en muchos casos capitán.
Debutó en la Primera División de Gremio a fines de 1997, año en el que se consagraría campeón del mundo sub-17 en Egipto. En el equipo de Porto Alegre, consiguió el Campeonato Gaúcho y la Copa Sul de 1999, marcando 32 goles en 82 partidos jugados. Ese mismo año fue partícipe de la Copa América en Paraguay que ganaría Brasil. Si bien aún estaba dando sus primeros pasos, Ronaldinho ya se codeaba con grandes figuras como Rivaldo, Ronaldo, Cafú, Dida y Roberto Carlos. Luego, en su fugaz paso por el París Saint Germain anotó 25 goles en 77 encuentros y conquistó la Copa Intertoto de la UEFA del 2001.
El año siguiente sería el despegue total del crack carioca. Un inolvidable Mundial de Corea y Japón 2002 le daría el galardón de integrar el mejor país del planeta fútbol. Estuvo en la terna para recibir el balón de oro, pero fue superado por sus compañeros que ya brillaban (nuevamente Rivaldo, Ronaldo y Roberto Carlos).

Como si fuera poco, en 2005 se consagró campeón de la Copa Confederaciones con Brasil, conviertiendo en 3 ocasiones y siendo figura del certamen junto al delantero goleador Adriano. Tres años más tarde, para darle un poco de variedad a sus logros nacionales e internacionales, sumó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Después pasó al fútbol Italiano, para sumarle a su vitrina de trofeos el Scudetto de la Serie A, a pesar de haber disputado solamente media temporada con el AC Milán hasta 2011. En el Rossonero completó 95 actuaciones, con 26 celebraciones en el Calcio.
Más adelante fue el turno de regresar a su país natal, a principios del 2011. Esta vez lo hizo en Río de Janeiro para el Flamengo, donde ganó el Campeonato Carioca, el Taca Rio y el Taca Guanabana, todos en 2011. Allí el medio campista volvió a completar otra buena performance, siempre ligado con las asistencias y las redes. Promedió 20 gritos en 49 partidos.
Ya en Atlético Mineiro, antes de su última consagración en la Libertadores, consiguió el Campeonato Mineiro 2013. Ahora solo queda una competencia por tachar, en la lista que todavía no se cansó de completar "Ronnie". En 5 meses, irá en busca de esta última copa, la del Mundial de Clubes. Primero que tendrá que sortear a algunos equipos asiáticos, oceánicos, africanos o centroamericanos. De hacerlo, se va a medir con el equipo que más elogios recibe en la actualidad: el Bayern Munich alemán dirigido desde hace poquito por Pep Guardiola.
Por ahora, Ronaldinho quiere festejar, algo que sabe hacer. No solo por esas fiestas que tanto se rumorean y que nunca podremos presenciar. Sino también la alegría, humildad y picardía que son improntas de su personalidad. Se lo nota a la hora de levantar un trofeo, o simplemente cuando festeja un gol con esa sonrisa gigante mostrando sus dientes sin pudor. Gracias a Dios, como siempre insiste, consiguió la estrella que le faltaba. Ya puede obsequiarle una camiseta de campeón más a su madre, principal coleccionista. Aplaudan de pie señores. En unos meses, estaremos haciendo fuerza para obtener una más. La última estrella de todas, porque ya no queda ninguna más, a menos que inventen torneos nuevos. Esa que obsesiona a todos, incluso a Ronaldinho, que no se cansó de ganar y ganar.
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